La historia de las familias Ricalde y Gamboa de Hoctún

Mateo Ricalde Euan

Desde las primeras civilizaciones, una de las principales inquietudes del ser humano ha sido llegar a conocer su “origen”. El hombre, a menudo se ha preguntado de dónde proviene, cuáles son sus raíces familiares y cómo es su relación con la naturaleza. Desde muy joven, siempre estuve interesado en rastrear el origen ancestral de las familias Ricalde y Gamboa, pero al mismo tiempo, me apasionaba el poder descubrir misterios familiares que de alguna u otra forma todas las familias encerraban desde sus propias interrelaciones. Ciertamente, la experiencia personal y la rigurosa observación me han indicado que todas las familias tienen muchas historias y memorias que contar, y por supuesto, la mía es una de ellas.

 El origen de las familias Ricalde y Gamboa de Yucatán

Primeramente, es importante mencionar que las relaciones sociales y de parentesco entre estas dos familias, se remonta hasta los conquistadores de la provincia de Yucatán. No obstante, con el tiempo ambos grupos sociales quedaron –relativamente marginados y se fueron apartando de los largos procesos subsecuentes de la colonización. Más tarde, hacia el siglo XIX, encontramos que la economía de estas familias giraba en torno de actividades económicas como la agricultura, la ganadería y el comercio local que el medio les ofrecía sin haber sido grandes hacendados. Respecto a Hoctún, las familias se dividieron en dos grupos. Por un lado, estaban los descendientes de conquistadores que fueron perdiendo fuerza económica. Tales son los casos de los Ricalde y los Gamboa. Por otro lado, estaban las familias de comerciantes que fueron emergiendo gracias a su vinculación con la élite porfiriana de Yucatán, como sucedió por ejemplo con los Manzanilla (Sabido, 1995:29-30).

La Familia Gamboa

Para el caso de la familia Gamboa, el estudio genealógico llevado a cabo por Joaquín de Regil Gamboa, indica que, durante la Colonia, Izamal estuvo bajo la encomienda de D. Rodrigo Álvarez de Gamboa, esposo que fue de D. María de Sosa (1998). Éste fue hijo legítimo del capitán D. Joan Álvarez de Bohórquez y D. Inés de Gamboa, hija legítima del conquistador D. Francisco de Arceo y D. María de León. El arribo de la familia Gamboa a Hoctún fue en el siglo XVIII, pues el segundo antepasado común registrado en los archivos parroquiales fue D. Ignacio Gamboa Loría, quien enviudó en 1741, presumiéndose de esta manera su nacimiento para el año de 1715, por lo que sus padres, D. Juan Gamboa y D. Francisca Loría, debieron haber nacido probablemente en el último decenio del siglo XVII, es decir, en 1690.

El mismo autor sustenta que la familia Gamboa desde su origen fue perfectamente catalogada como ‘blanca’, pues todos los asientos de las actas levantadas así la clasificaron, a diferencia de la familia Arjona que es claramente mestiza en su origen. El mismo autor registró en su trabajo la descendencia de Don Juan de Mata Gamboa y Gamboa con doña Elena Arjona Ricalde. La genealogía se presenta como sigue:

Tabla 1.1. Descendencia de Juan de M. Gamboa y Gamboa con Elena Arjona Ricalde (5ª generación de Juan Gamboa y Francisca Loría).
Hijos 10 6ª generación
Nietos 27 7ª generación
Nietos 2° s 71 8ª generación
Nietos 3° s 228 9° generación
Nietos 4° s 184 10° generación
Nietos 5° s 6 11° generación

 

De vuelta a la historia de las familias, se desconocen las razones por las que sus descendientes se desplazaron desde Valladolid a la villa de Hoctún durante el siglo XVIII. No obstante, De Regil nos explica que de 1720 a 1780 residían no menos de 23 familias con apellido Gamboa y algunas de ellas con el doble apelativo de Gamboa y Gamboa. Esto nos sugiere la existencia de al menos dos generaciones anteriores con este apellido, remontándonos hasta la primera mitad del siglo XVIII. Durante seis décadas, los Gamboa se convirtieron en la familia más numerosa e importante del poblado ya que todas las demás familias locales se fueron entrelazando con los descendientes de los Gamboa Loría, acrecentando el poblado con 9 familias Barrera, 7 familias Moguel, 3 familias Ricalde y 1 familia Arjona. A partir de esa época, se fueron entretejiendo una y otra vez hasta nuestros días, formando la enorme genealogía del pueblo de Hoctún que hasta ahora se conoce. Gracias al enlace matrimonial de Manuel Ricalde con Petrona Gamboa en 1745. Se sabe que esta pareja conformó la primera familia Ricalde Gamboa que radicó en un pueblo de indios a mediados del siglo XVIII y de la cual descienden todos los personajes de Hoctún que serán referidos en este trabajo.

La Familia Ricalde

En el caso de la familia Ricalde[1], podemos remitirnos a la información que ofrece la Probanza de hidalguía de Juan López de Recalde, en la cual, se menciona que este personaje fue conquistador y uno de los 43 vecinos que fundaron la villa de Valladolid, Yucatán en 1543. También se menciona que fue Pacificador de Indios y Alcalde Ordinario de la misma villa. Además, en 1556 el mismo Recalde, envió una carta a España desde Yucatán solicitando una ayuda de costa para su familia. Adicionalmente, otra referencia relacionada a la vida de Recalde sugiere que:

en Tabasco continuaba el hijo del adelantado radicando en la Villa de la Victoria, gobernando a esa provincia como teniente de alcalde mayor […]. En esa época llegó a la Victoria un barco conducido por el capitán Diego de Contreras y sus dos hijos, Juan y Diego […] quedando la gente en la Victoria, aumentando la guarnición de la provincia[2].

Además, con relación a la guarnición de la gente española, López de Cogolludo (1688) agrega que:

llegó a término que se vieron solamente 19 españoles en Champotón y lo conservaron algún tiempo, que no es poco de ponderar, ni razón que deje de escribir los nombres de los que he hallado, que fueron Gómez de Castillo, Juan de Magaña, Juan de Parayán, Juan López de Recalde, Juan de Contreras, Pedro Muñoz” (Reyes, 1980: 67 en López de Cogolludo, 1688).

Respecto a los agravios que efectuaban los españoles hacia los indios, García Bernal (1983) registró el abuso que efectuaba Diego López de Ricalde –quien fue hijo del conquistador Juan López de Recalde- a los indios de su encomienda, destacando que, el carácter compulsivo de los servicios que los indios prestaban en las casas de los españoles era ya de por sí un abuso, pero muchos otros abusos más recibían mientras estaban sujetos. Muchos indios vivían con desamparo ante la prepotencia de los encomenderos y vecinos. Cito:

Lo cierto es que ya desde los primeros tiempos de la colonia se hizo habitual esta prestación laboral, pues hay constancia de que en 1561 el visitador Jobre de Loaiza despachó un mandamiento a favor de Hernando Muñoz de Zapata, encomendero de Oxkutzcab, para que extrajera del pueblo de su encomienda una india chichigua. Posteriormente, en 1583, García de Palacio fue informado de que el encomendero de Tixcacauché, Diego López de Ricalde, había sacado de su encomienda una india chichigua[3], llevándosela a Valladolid, donde estuvo aproximadamente un mes con el consiguiente abandono de su casa y familia. Al visitador debió parecerle una costumbre normal, porque para nada aludió a ella en los cargos que le hizo al encomendero ni tampoco en sus Ordenanzas” (García Bernal, 1983).

 Una mirada histórica de Hoctún

Pedro Bracamonte ha sugerido que en el tiempo comprendido entre 1789 y 1860, la sociedad asentada en la península de Yucatán evolucionó transitando de un régimen de tributación a otro basado en la propiedad de la tierra. El antiguo orden colonial español no sólo desarticuló, sino que también modificó profundamente el paisaje rural de esta región, provocando efectos negativos en las comunidades mayas e impulsando una economía empresarial en torno a la agricultura y la ganadería. Para el autor mencionado, fue relevante el papel que jugaron las haciendas para el desarrollo de la extensa planicie que forma la península de Yucatán, ya que podrían ser contempladas en la destruida arquitectura de sus plantas, en la distribución espacial de la población rural, en la deforestación de extensos territorios, que contrastaban con los pequeños bosques que generaron, y en diversos cultivos y técnicas de producción. Posteriormente, para 1900 y ya en pleno auge del henequén, la villa de Hoctún no sólo pertenecía al partido de Izamal, sino que sumaba 15 establecimientos para la educación de 582 niñas, de los cuales Hoctún contaba con 77 alumnas y mantenía una población 2,645 habitantes, de los cuales 1301 eran hombres y 1344 eran mujeres (Rodríguez Losa, 1991).

Como ya se mencionó anteriormente, el poblado de Hoctún quedó circunscrito en el marco regional de la producción ganadera, maicera y agroexportadora de henequén, por lo que es conveniente enfatizar que a pesar de que estas familias no fueron grandes hacendados, sin embargo, algunas de sus ramas familiares comenzaron a cobrar auge a finales del siglo XIX debido a la diversificación de sus actividades productivas en el comercio local –como lo indicaron las actas civiles y sacramentales, en donde algunos descendientes aparecen como agricultores, especialmente dedicados al cultivo de henequén y maíz, o como comerciantes con oficios como los de carpintero, panadero, carnicero y zapatero, o bien como jornaleros y productores de reses y ganado menor -como el bovino y el ovino, principalmente-, entre otros. Más aún, conviene mencionar que gracias a los archivos consultados (civiles y sacramentales) y a la reconstrucción genealógica, se lograron observar patrones constantes en la adquisición de grandes parcelas de tierras, así como la ocupación frecuente de cargos públicos (políticos y religiosos) en Hoctún por parte de los descendientes de estas familias.

Por otro lado, en aspectos religiosos se puede resaltar la construcción de las iglesias de San Miguel Arcángel y San Lorenzo de Hoctún. De Regil supone que es muy probable que lo que llegó a conocerse como la parroquia de Hoctún, existiera anteriormente como Capellanía Auxiliar dependiente de la parroquia de Cacalchén, Tekantó o bien, de Izamal, y más bien de esta última, que fue desde el comienzo de la Colonia, centro de evangelización de gran importancia consolidado por la orden franciscana. Es importante tomar en cuenta que la Iglesia de San Miguel de Hoctún de acuerdo con su placa situada en la parte frontal refiere que la primera piedra de construcción fue puesta el 28 de enero de 1691, lo cual, ofrece una más clara visión de la antigüedad de este asentamiento en cuestión.

Los razonamientos planteados en los dos párrafos anteriores están basados en la aparición frecuente de los mismos parientes en diferentes actas notariales, municipales, civiles y parroquiales en los que figuran a menudo como testigos, padrinos, invitados, herederos o albaceas. Citaremos por ejemplo los casos de Luis Francisco Ricalde nacido en 1813 (cura del pueblo de Hoctún), el cual, aparece como cura principal del pueblo, los hermanos Carlos y Joaquín Ricalde Sansores (sacerdotes católicos) nacidos en 1898 y 1910 respectivamente, los cuales fueron tíos a su vez de la madre Sor María del Carmen Ricalde, nacida en 1937. O también por ejemplo, los casos de Alvino Moguel Gamboa (Juez del Estado Civil de Hoctún); Álvaro Gamboa Ricalde (Historiador, Poeta y Alcalde de Hoctún); Diego Seberiano Ricalde Gamboa (preceptor del pueblo de Hoctún, nacido en 1856); o bien, el primo de Diego Ricalde, a saber Ambrosio Ricalde Moguel (Tesorero Municipal de Hoctún, nacido en 1841) y posteriormente su hijo Mauro Graciano Ricalde Gamboa, personaje que nos ocupa, quien llegó a ser preceptor de Hoctún, matemático, astrónomo y contador fiscal del Gobierno del Estado de Yucatán, nacido en 1873. Todos ellos nacidos en Hoctún y emparentados genealógicamente entre sí (Ricalde Euan, 2016).

Resulta peculiar mencionar que para la segunda mitad del siglo XIX, la historia de las familias de Hoctún tomó un rumbo distinto respecto a su conformación social, pues algunos descendientes, comenzaron a cobrar un auge económico debido a su participación política –activa y recurrente- en el ayuntamiento y otros cargos públicos que fueron ocupando desde décadas anteriores[4], recuperando así su condición de élite –al menos en términos locales- de parientes vinculados entre sí mediante alianzas matrimoniales que tejieron con comerciantes acomodados del poblado y como resultado de sus relaciones sociales con otras élites porfirianas meridanas, según lo sugiere la interpretación de las fuentes consultadas hasta el momento.

A fin de distinguir rupturas y continuidades de los procesos económicos y políticos se recurrirá a contrastar la acción individual de dos actores particulares: el caso de Graciano Ricalde Gamboa y el caso de Fernando Ricalde Valencia. El primero en el que aquí centramos la atención representa el empleo del parentesco oficial (que incluye la utilización de estrategias y mecanismos aplicados como son las redes parentales y la ocupación de cargos políticos) a fin de obtener beneficio en la transmisión patrimonial y controlar el poder local; el segundo actor, es un claro ejemplo del empleo del parentesco simbólico, pues al alejarse de las estrategias y mecanismos parentales, también disminuyó su nivel socioeconómico.

Mauro Graciano Ricalde Gamboa (1873-1942), fue hijo legítimo de Ambrosio Ricalde Moguel y de María Ysidra Gamboa Gamboa. A la edad de 29 años se casó con Carmen Manzanilla y Manzanilla, hija legítima de Francisco Manzanilla y Andrea Manzanilla Canto (comerciantes acomodados del lugar y vinculados parentalmente a las élites porfirianas meridanas). Un rasgo muy destacado que distinguió la vida de Graciano fue su talento en la física y las matemáticas derivados de sus estudios normalistas, pues no sólo le permitieron desempeñarse como preceptor, sino como contador en puestos importantes del gobierno local y posteriormente en cargos del gobierno del Estado durante la transición del Porfiriato a la Reforma Agraria. Estos mecanismos empleados, muy posiblemente acrecentaron su nivel económico, al grado de mantener incluso correspondencia de amistad con la aristocracia francesa de inicios del siglo XX[5]. La historia familiar de Graciano Ricalde Gamboa ejemplifica la pronta actuación de un individuo ante los cambios originados por la reforma agraria, representada a través de la futura migración de sus descendientes directos y/o colaterales a otras partes del Estado, del país y el extranjero.

Por otro lado, Fernando Ricalde Valencia (1867-1927), fue hijo legítimo de Manuel Ricalde Moguel y Marciala Valencia Sosa. Su vida sirve para mostrar cómo su desplazamiento al pueblo de Izamal junto con su familia nuclear y el haberse alejado de los mecanismos y estrategias familiares que empleaban sus parientes de Hoctún, contribuyeron muy probablemente a que su descendencia directa sufriera una disminución en el estrato socioeconómico.

Considero preciso referir que los procesos subsecuentes de la revolución y la reforma agraria impactaron en gran manera sobre algunos individuos. En este sentido, resultó como caso particular de estudio la vida de Mauro Graciano Ricalde, pues no sólo él, sino que toda su rama familiar, a pesar de haber resultado beneficiados en un primer momento dentro del escenario regional yucateco y luego de haberse rodeado con la elite porfiriana, posteriormente, no logró afianzar su poder político y económico en las coyunturas estudiadas, por lo que quizás se vio en la necesidad de emigrar a otros lugares como New Jersey en los Estados Unidos[6]. Más aún, otras familias Ricalde y Gamboa, debido a los procesos subsecuentes de las reformas durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, se vieron en la necesidad de emigrar a otros lugares como Izamal, Valladolid y Mérida (Yucatán), así como a la Ciudad de México, Sonora, Coahuila y otras partes de México y el extranjero a fin de recibir una mayor preparación académica y mejores condiciones de vida[7]. Este fue el caso del Dr. Arcadio Poveda Ricalde, quien es sobrino nieto del citado Graciano Ricalde y que narramos un poco de su vida a continuación.

 Un astrofísico en la familia: Dr. Arcadio Poveda Ricalde

De acuerdo con la información que Alger (2016) nos ofrece, nos cuenta que el tío Arcadio desde que era un niño muy pequeño, sus padres querían que fuera médico. Sin embargo, Arcadio parecía resultar más apasionado al leer libros de física o astronomía que los de la anatomía misma. Por un periodo de tiempo, él y su familia tuvieron que mudarse a vivir al Puerto de Progreso, en Yucatán, por lo que el contexto le permitía salir a pasear con su padre a orillas de la playa y contemplar ampliamente la bóveda celeste en los ojos imaginativos de un niño. Las estrellas fugaces y las noches sin luna motivaron al niño a hacer preguntas a su padre. Él respondía lo que podía como médico que era. Otra anécdota que Arcadio cuenta con gran emoción fue una conversación familiar durante la comida el 6 de agosto de 1945, fecha en que la lamentable bomba explotaba sobre la ciudad de Hiroshima. Ese día, a una edad de 15 años, Arcadio explicaba a su familia con gran soltura, los estragos y reacciones que la bomba causaría. Su familia, comenzaba a caer en cuenta el conocimiento de física atómica que el joven tenía. Su familia, motivó al joven a escribir un artículo para el periódico. Debido a su publicación, un tío le regaló un libro de Madame Curie, el cual, alimentaría más la vocación de Arcadio de seguir el sueño de la astrofísica.

Más tarde, mientras Arcadio asistía a evento cultural, conoció al físico Carlos Graef Fernández. Después de una larga conversación con el exponente, el joven aprovechó para resolver una serie de dudas que tenía. Por último, le realizó la pregunta: ¿dónde puedo estudiar física? A lo que Carlos le instó a que fuera a estudiar a la Ciudad de México, donde se encontraban el Observatorio Astronómico Nacional de Tacubaya, la Facultad de Ciencias y los Institutos de Matemáticas y Física de la UNAM. Más pronto que presto, el joven dejó la península y siguió sus sueños para ir a estudiar a la gran urbe. Estando allí, se quedó a vivir en casa de su tío Rubén Ricalde y Mercedes Noriega.

Durante el segundo año de sus estudios en física y matemáticas, su profesor Félix Recillas lo motivó a asistir a un seminario sobre astronomía en el Observatorio de Tacubaya e impartido por la doctora Paris Pismis. El tío Arcadio más tarde comenta que quedó fascinado desde un inicio. Comprendería, que la astronomía -al igual que Graciano- sería su formación académica. Tiempo después, se fue a Berkeley a estudiar su doctorado, en donde visitaba a menudo el Observatorio Lick. La autora registra que luego de un tiempo de preparación profesional, Arcadio llegaría a ser director del Instituto de Astronomía de la UNAM y hoy, es un orgullo decir que es miembro de El Colegio Nacional. Más aún, es un orgullo poder decir que tanto Graciano como Arcadio han sido hombres entregados a la ciencia y sirven de inspiración para otros tantos jóvenes que buscan seguir sus sueños.

 BIBLIOGRAFÍA

ALGER, Leslie

2016 Mis amigos de El Colegio Nacional. Coordinador Ruy Pérez Tamayo; Ana Vini, ilustradora. -Segunda Edición. -México: El Colegio Nacional.

BRACAMONTE Y SOSA, Pedro

1993 Amos y sirvientes: las haciendas de Yucatán, 1789-1860, p. XV. Universidad Autónoma de Yucatán, Mérida, Yucatán, México.

DE REGIL GAMBOA, Joaquín

1998 Orígen de la familia Gamboa en el pueblo de Hoctún. Academia de Genealogía Francisco de Montejo. Mérida, Yucatán, México.

GARCÍA BERNAL, María Cristina

1972 La Sociedad de Yucatán, 1700-1750, E.E.H.A. Sevilla, España, p.123; “Los servicios”, pp.274-275. GARCÍA DE PALACIO, pp. 8-12, “Yucatán. Papeles relativos a la visita del oidor Dr. Diego García de Palacio. Año 1583”, cit., p.440. Cargos contra Diego López de Ricalde, Tizimín, 19 de noviembre de 1583, AGNM, Civil, 661, Exp.2, Fol. 56.

GARCÍA QUINTANILLA, Alejandra

1990 “Hacia una nueva agricultura: Yucatán a mediados del siglo diecinueve” en Baños Ramírez, Othón (Editor). Sociedad, estructura agraria y estado en Yucatán. Universidad Autónoma de Yucatán, Mérida, Yucatán, México, pp.133-165.

GONZÁLEZ REY, Diana

2014 La educación de las niñas en el Yucatán del Porfiriato, 1870-1911, p. 51. CIESAS Unidad Peninsular. Mérida, Yucatán, México.

LÓPEZ DE COGOLLUDO, Diego,

1688 Historia de Yucatán.

PÉREZ, E., RICALDE, M., y RICALDE, A.

2012 El matemático, el henequén y la revolución. UNAM. México.

RICALDE EUAN, Mateo

2016 Chrónicas genealógicas de la muy ilustre y principal familia Ricalde de Yucatán. Instituto Mexicano de Genealogía y Heráldica. Mérida, Yucatán, México.

RODRÍGUEZ LOSA, Salvador

1991 Geografía Política de Yucatán, Tomo III. Universidad Autónoma de Yucatán, Mérida, Yucatán, México.

SABIDO MÉNDEZ, Arcadio

1995 Los hombres del poder: Monopolios, oligarquía y riqueza, Yucatán: 1880-1990, pp. 29-30. Mérida, Universidad Autónoma de Yucatán.

[1] Para analizar la familia Ricalde[1], ver AGI 1557, Ramo 176, Exp. 140r-196r, Probanza de Hidalguía de Juan López de Recalde. En ella, se menciona que Recalde fue uno de los 43 vecinos y fundadores de la villa de Valladolid, Yucatán en 1543, y obtuvo el título de Pacificador de indios y alcalde ordinario. Esta probanza de méritos y servicios también relata los malos tratamientos que hizo el capitán Francisco Gil con Lorenzo de Godoy.

[2] López de Cogolludo (1688).

[3] Chichigua: era el nombre que se le daba a las nodrizas que amamantaban a los hijos de españoles.

[4]La información de los descendientes Ricaldes y Gamboas y su vinculación a los cargos públicos fue tomada de diferentes periódicos, revistas, boletines y artículos de la Hemeroteca Nacional Digital de México (HNDM), auspiciada por la UNAM.

[5] RICALDE LANZALACQUA, Amy, comunicación personal, (2012).

[6] RICALDE ROOKSTOOL, Amy, Comunicación personal, 2012, Archivo Familiar Privado (Colección de cartas, fotos y documentos privados de la rama familiar de Mauro Graciano Ricalde Gamboa).

[7] RICALDE EUAN, Mateo, 2016. Esta información la he recopilado a través de etnografía actualizada con los propios descendientes de ambos grupos parentales.

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